La destilación es un método de separación basado en diferencias en el punto de ebullición de los componentes de una mezcla. Se utiliza normalmente para separar dos o más líquidos miscibles.
Un vino es una mezcla muy compleja; contiene agua, etanol, azúcares, ácidos orgánicos, pigmentos (que le dan color) y otros ingredientes. Los componentes volátiles que se encuentran en cantidad considerable son precisamente el agua y el etanol, cuyos puntos de ebullición son, respectivamente, 100,0 °C y 78,3 °C.
En el vino y en cualquier otra bebida alcohólica, el contenido en alcohol o grado alcohólico se expresa en porcentaje de volumen y es algo mayor del 10 % para el caso del vino.
En una mezcla en la que sólo haya agua y alcohol puede determinarse directamente el % utilizando un alcohómetro, pero en el vino, como además de agua y alcohol hay otros componentes, no se puede efectuar la medida directa. Para la determinación se partirá de un volumen de vino, destilando todo el alcohol que posea mediante una destilación fraccionada y añadiendo agua al líquido destilado hasta regenerar el volumen inicial.
En este líquido se mide directamente el % de alcohol.
Este método de medida está basado en que la densidad de la mezcla depende de su composición (concentración) y un alcohómetro no es más que un densímetro cuya escala tiene “traducidos” los valores de densidad a valores de porcentaje de alcohol.